[COLUMNA] María José Figueroa: Manual para mujeres de la limpieza, un nuevo culto

Por María José Figueroa | Sabado, 25 de Marzo de 2017
[COLUMNA] María José Figueroa: Manual para mujeres de la limpieza, un nuevo culto

Una de las cosas más raras de Lucía Berlin es que pasó casi desapercibida hasta hace poco. En los años posteriores a su muerte el 2004, su obra fue reconocida y ahora llegó a Chile con el libro de relatos "Manual para mujeres de la limpieza" (Alfaguara, 2016). Curioso, porque Berlin vivió en nuestro país y se codeó con la clase alta santiaguina antes de volver a Nuevo México a estudiar periodismo; tal vez debiésemos haberla notado antes. Pucón, Viña del Mar y Santiago aparecen varias veces en recuerdos tanto reales como inventados, con un estilo vibrante y envolvente.

La vida de Lucia fue de película: vivió en Alaska, en varios pueblos mineros de Estados Unidos, en Chile y México. Pasó de pertenecer a la clase baja a codearse con príncipes en el Club de Yates de Viña del Mar, se casó tres veces, tuvo cuatro hijos, sobrevivió al alcoholismo propio y al de su familia, con una madre incapaz de dar cariño y un abuelo que abusó sexualmente de ella y su hermana menor. La cárcel, sus innumerables trabajos, barrios bajos de varias ciudades, sus maridos y amantes, hijos, la enfermedad de su hermana Sally, la crueldad de la madre que las repudió y el alcohol, son los ingredientes de sus relatos que se enmarcan como nuevos clásicos estadounidenses.

Es el estilo lo que llama la atención. Vertiginosa, clásica, descriptiva, enumerativa, iluminadora y dolorosa. Sus relatos son el reflejo de su vida cruel, sin duda, pero cuentan con una frescura que dignifica todo a su alrededor. Es capaz de crear escenarios con onomatopeyas (los caballos hacen clop, clop) y describir ambientes sórdidos, pero todas sus relaciones y todos sus personajes importan. Cita a Vicente Huidobro y describe el volcán Villarrica con la misma tenacidad con que narra los temblores que le provocaba la falta de alcohol. Es reflexiva pero no se victimiza. Se nota que Lucia era una mujer sensible, que nunca dejó de amar a todas las personas que se cruzaron por tu camino y que pueblan "Manual de mujeres de la limpieza".

"Exagero mucho, y a menudo mezclo la realidad con la ficción, pero de hecho nunca miento", decía Lucia sobre su manera de contar historias. En el prólogo, uno de sus hijos nos revela que las historias familiares están tan mezcladas con la ficción que ni él sabe qué es verdad y qué no, pero que para su madre lo único importante era la historia.

"Manual para mujeres de la limpieza" es libro de culto para la narrativa norteamericana clásica. Lucía Berlin se dispara como un cohete para situarse al lado de Raymond Carver, John Cheever, Jack Kerouac, John Dos Passos. Una pena, seguramente hubiera podido vivir de su escritura en vez de limpiar casas, contestar teléfonos en los hospitales y ser enfermera. Pero entonces ¿quién hubiera escrito tan bien sobre la vida en las casas de otra gente?

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