[COLUMNA] María José Figueroa: Paulina Flores, la narradora que estábamos esperando

Por María José Figueroa | Sabado, 17 de Diciembre de 2016
[COLUMNA] María José Figueroa: Paulina Flores, la narradora que estábamos esperando

Paulina Flores pertenece a ese escueto grupo de escritores que han hecho ruido con su primera publicación. Qué vergüenza (Hueders, 2015) apareció cuando ella tenía solo 26 años y casi inmediatamente consiguió relevancia, buenas críticas y el título de "promesa" que le ponen sobre la espalda a los autores que surgen de repente y sorprenden. Pero a Paulina no le queda grande ni pesada la carga, la lleva con toda veracidad y dignidad.

Los nueve relatos que componen Qué vergüenza son los que hablan fuerte y claro de esa promesa. Estos recorren distintos escenarios sociales, territoriales y emocionales que evocan la variada fauna humana de las ciudades chilenas. En sus personajes vemos la infancia cruel, hombres que intentan manejar sus distintos roles (padre, hijo) y contexto social sin éxito, y mujeres introspectivas y erráticas. Estos personajes tienen un común denominador: todos ellos están absolutamente vivos en las historias.

Ese es el mayor logro de Paulina. Sus personajes no solo son reconocibles dentro de los distintos contextos sociales, también fluye en ellos una vitalidad difícil de encontrar en otras producciones. Centrándose en las particularidades de cada persona, los niños poblacionales, las mujeres jóvenes, los padres traicioneros y el arribismo tan nuestro, cada uno de ellos se transforma en alguien que hemos conocido y que tiene las mismas características. Los personajes adquieren tono de voz y rostro, y se hacen del milagro de la vida. Como diría el Doctor Frankenstein. ¡Están vivos!

Otro común denominador son las relaciones familiares disfuncionales. Independiente del género del protagonista, el padre se muestra siempre como una figura ausente o deficiente y machista, tanto como víctima de ese machismo o como victimario en contra de su propia familia. La infancia es el escenario donde ese machismo se muestra más implacable, generando marcas en las vidas de los hijos, marcas que sabemos llevan por siempre. Tal como en la vida, la adultez se ve marcada a fuego por los errores de los padres.

Se agradece también que, a pesar de las vivencias traumáticas de cada uno de ellos, en ningún caso los personajes sufren de falta de voluntad. De ahí el valor mismo de las narraciones, que se alejan de las moralejas y aprendizajes apresurados para dar paso a la naturalidad de las cosas, la vida tal cual es. Mujeres y niñas protagonistas nos pasean por lo que nos pasa a todos, con una factura sobria y asertiva, expresiva, pero lejos de la poesía, más cerca de la intimidad de los diarios de vida.

Paulina Flores da inicio a su carrera de escritora de manera impecable. Qué vergüenza es un libro de fácil y comprometida lectura, que engancha desde el inicio. Si bien el relato final es largo y puede ser un poco confuso por la forma anacrónica de su estructura, acompaña completamente el concepto del libro. Sin duda, esperamos escuchar y leer mucho más de Paulina Flores. Por mientras, acompañamos su inicio internacional con la reedición del libro en España por el sello Seix Barral y su buen comienzo en las letras nacionales.

¡Enhorabuena, Paulina!

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