[COLUMNA] Constanza Del Rosario: Si te pillan "in fraganti", no niegues tu responsabilidad

Por Constanza Del Rosario @ConsdelRosario | Miércoles, 31 de Mayo de 2017
[COLUMNA] Constanza Del Rosario: Si te pillan

Las cifras son claras, se ha estipulado que entre las razones más frecuentes que motivan un divorcio, por sorprendente que parezca, no es la infidelidad (que representa alrededor del 20% de los casos); sino que aproximadamente un 80% de las parejas se separan son por otros motivos y entre ellos el más frecuente es el distanciamiento emocional.

Ahora bien, ese 20% de separaciones motivadas por una infidelidad, no implica que sólo un 20% de las parejas sean infieles, por el contrario, otras investigaciones han establecido que de las parejas que llevan más de 10 años juntos, es esperable que en el 76% de ellas -alguno de los integrantes de la pareja- haya sido infiel al menos una vez, y sólo un 14% hayan permanecido ambos fieles.

Entonces si miramos las cifras no queda otra que concluir (algo que he podido comprobar a durante años en la consulta) que no es la infidelidad lo que destroza una relación, sino como es manejada. Y de esto es de lo que les quiero hablar hoy.

Una infidelidad (descubierta) puede ser una crisis puntual de una relación, una herida inolvidable o el comienzo del fin al sembrar una semilla de desconfianza que dé como fruto el distanciamiento emocional que, como mencioné al principio, es lo que realmente motiva muchas separaciones.

Entonces, el punto de quiebre de una infidelidad en gran medida está determinado por cómo confrontamos los hechos cuando la situación es develada. Quién fue infiel ¿acepta la acusación, se responsabiliza, cambia su conducta y repara? O ¿se hace el loc@, se defiende como gato de espalda, culpa a la pareja de desvariar, o continúa reiterativamente actuando igual?

La experiencia clínica me ha demostrado que las personas están más dispuestas a perdonar un "desliz" que a perdonar que les mientan a la cara, ya que si bien es cierto que una infidelidad arrasa con la ilusión de una relación o de tener una pareja intachable (algo que muchos pueden terminar sobrellevando e incluso utilizar para que su relación madure). El que abiertamente les mientan (cuando se da la posibilidad de decir la verdad) mina la confianza desde sus cimientos más profundos, tal y como sucede en el siguiente ejemplo.

Él: Necesito que la ayudes a superar mi infidelidad. Estoy arrepentido y no la quiero perder. El problema es que ella no quiere dejar el tema atrás e insiste en revisar mi celular.

Ella: ¿Cómo quieres que no te revise el celular y que olvide todo lo que me hiciste? ¡Si me mentiste en mi propia cara! ¿Cuántas veces te dije "tú estás raro...me ocultas algo" y tú me llamaste loca y paranoica? Y si no es porque vi los mensajes que tenías con "esa" mientras te duchabas, tú seguirías con ella.

Él: ya te dije, que eso se acabó y que no volverá a suceder.

Ella: ¿Cómo voy a creer que no me estás mintiendo nuevamente? No puedo volver a creer en ti, todos los días se me viene a la cabeza la imagen de cuando descubrí los mensajes, te pusiste como loco y me acusaste de invadir tu privacidad.

Tras ser descubierta una infidelidad, el infiel siempre se ve enfrentado a tres caminos, el que tome, en gran medida va a marcar el futuro de su relación. Estos tres caminos son, el primero que acepte su responsabilidad, pida disculpas, prometa cambios, este dispuesto a aceptar algún tipo de castigo –si es el caso- y luego realice actos reparatorios. En un comienzo ambos se sentirán mal pero probablemente con el tiempo decidirán volver a intentarlo, retomar o reformular sus acuerdos de pareja y dejar el asunto atrás.

El segundo camino, que en un principio el infiel se defienda de las acusaciones y luego, si se ve atrapado, acepte su culpa y exprese arrepentimiento y acciones reparatorias superficiales ya que, más que destinar sus esfuerzos a cambiar, una vez que se hayan calmado las aguas, centrará sus energías en no ser nuevamente pillado; volviéndose cada vez más hermético o distante, creando una grieta en su relación por incomunicación.

El tercer camino consiste en que quien comete la falta no está realmente arrepentido, mienta y se defiende de las acusaciones y cuando ya no puede negarlo, no se disculpe e inclusive culpe a la pareja de sus actos, puede o no que intente continuar con la relación, pero daño generada será muy difícil de reparar.

Mi recomendación "a lo hecho pecho" no le garantizo que no hayan conflictos en el corto plazo, pero en el largo aumentan drásticamente sus posibilidades de superar la crisis y dejarla atrás. Recuerde que la confianza es la base de una relación saludable de pareja y lo más difícil de recuperar.

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