[COLUMNA] Matilde Le Blanc: Cartas a todos mis ex

Por Matilde Le Blanc | Miércoles, 31 de Mayo de 2017
[COLUMNA] Matilde Le Blanc: Cartas a todos mis ex

Sé que es un poco ochentero, pero como van los tiempos me parece que es necesario parar un poco de sumar romances pasajeros y mirar atrás para dar las gracias a quiénes han sido parte de mi historia. Si hay tres cosas en la vida que me cuestan son: dar las gracias, pedir perdón y decir te amo.

Ya pasado los 30, pareciera ser el tiempo adecuado para hacerlo, o al menos para intentarlo. Hace un tiempo escuché una canción de Alanis Morrissett, que se llama 'Unsent', que es justamente la carta no enviada a cada uno de sus ex, y me inspiro en ella para hacerlo públicamente.

Por ahí también dice Alejandro Jodorowsky, que un acto psicomágico es hacer algo de manera simbólica, significa que no tengo que necesariamente enviarle la carta a cada uno, sino que basta con tener la intención y poner toda mi energía en ello, como un acto real, para así cerrar el ciclo y permitirme avanzar.

Bueno acá voy...

Herman: Fuiste el primero, te doy las gracias por haberme conquistado con tanta delicadeza, tuviste la paciencia de tirar una flor durante meses al patio delantero de mi casa, conquistaste a mi abuela antes que a mí, pero endulzaste mis días con esos gestos, que después fueron canciones, chocolates, hasta que un día te abrí la puerta.

Recuerdo el día que me pediste pololeo, mi cabeza racional pensaba en todos los pro y contras, tenía tanto pudor de contar que estaba pololeando, como que fuera algo malo, contigo viví, los primeros grandes corajes de la vida adulta, y de alguna manera, viviste las consecuencias de ser el primero.

Nunca te dije lo sexy que te encontraba, las buenas piernas que tenías y lo bien que te veías en ropa interior. Lo versátil que eras, y la capacidad de aprender que tenías, siempre lo admiré de ti y nunca te lo dije.

Disculpa, por haberte hecho sentir mal, por haber puesto expectativas superficiales en nuestra relación, y por haber juzgado a tu familia monoparental.

Hayden: Como si fuera ayer, recuerdo tu mirada en el Blues, Brews and BBQ en ese pueblo en Nueva Zelandia, bailando a la distancia nos enamoramos. Tus movimientos audaces como una pantera, tu agilidad para poder hacer casi cualquier maniobra física me fascinaron de ti, me enloqueció tu belleza.

Fue todo tan rápido, que no tuve tiempo para pensar, no tuve tiempo para dudar, cuando de repente ya conocía a tu familia, y hacíamos planes para comenzar nuestra vida en Australia.

Gracias por haberme dejado amarte con toda mi locura y obsesión, disculpa por no haberle dado el tiempo, ni el oxígeno natural que necesitaba nuestra relación, el miedo que tenía de perderte, me llevó a perderme a mí y descuidarme a mí misma.

Gracias por haberme permitido dejarte ir, incluso con el amor que te tenía, ambos crecimos tanto desde ese entonces y Chile para ti quedó en tu piel e historia como un tatuaje, para siempre.

Benoit: Mi chanchito bello, gracias por haber sido mi amigo más leal, por haber sido el apoyo, el consuelo, el motivo y la alegría de tantos días, de tantas noches, gracias por haberme mostrado la cara simple y feliz de la vida, por haberme demostrado que la felicidad está al otro lado de la puerta y que es mucho más linda cuando es compartida.

Gracias por haberme alentado a cruzar mis propias limitaciones tantas veces, y por haberme alentado siempre a mirar y llegar más lejos, disculpa por haberte comparado, por haber tenido tan poca confianza en tus capacidades, y por no haberme quedado contigo a tu lado a celebrar tus triunfos, tenía que seguir creciendo, sola, para luego crecer a la par y no de la mano de otro.

Manuel: Apareciste, y si bien nunca tuvimos la intención de tener una relación, la tuvimos igual, mientras más la esquivamos, más cerca estábamos.

Gracias, por haberme permitido creer otra vez, aunque haya sido por horas, haber tenido la ilusión de que el amor puede florecer en cualquier minuto, de manera simple, genuina, innata, rica, placentera.

Gracias por no haberme juzgado, por haberme querido tal cual y cómo soy, por haberme escuchado e interesado todo de mí y por ser el eterno sostenedor de esta no relación, por esos mensajitos que me revolvían la guata, por aparecer justo cada vez que te pensaba, por haberme hecho perder mis últimos miedos y por haberme hecho sentir tan mujer, por esa ilusión que inconscientemente motivaste de construir una casa, una familia, en ese espacio que era tan nuestro.

Disculpa por haber protegido tus miedos y no haberte motivado a enfrentarlos antes, disculpa por haber sido testigo de tu silencio y de tus tremendas inseguridades de manera pasiva y no haber sabido cómo sacarte de tu ensimismamiento.

A todos los otros, gracias por haber sido parte de mi vida, que de alguna manera han sido un escalón para adelante, que me han mantenido en movimiento, con el corazón palpitante, y disculpen si les rompí el corazón, si no cumplí con las expectativas o si abandoné la carrera antes de lo esperado. Ahora es tiempo de enamorarme de mí.

Les agradezco, perdonenme, los amé.

Etiquetas :