[COLUMNA] Carmen Castillo: Aprender a dejarlo ir

Por Carmen Castillo @carmentuitera | Jueves, 29 de Junio de 2017
[COLUMNA] Carmen Castillo: Aprender a dejarlo ir

Qué mentira sería decirte que uno nació para estar solo. El solo hecho de pronunciarlo sería como protegerse de algo para lo que casi fuimos criados. Y duele. Sí, duele. Pero con la misma capacidad que tenemos para dejarlo entrar a nuestro corazón deberíamos poder dejarlo ir.

Cuando yo lo conocí todavía estaba encontrándome por la vida. Aunque debo admitir que la mía no va al ritmo de todos, va bastante rápido y hace un par de meses estaba en un lugar completamente diferente al que estoy ahora. Hablo de sentimientos, superación, metas y resultados.

Cuando lo conocí creí que había encontrado el cielo: era una persona con desafíos, que dejó todo por querer más o bueno esas siempre fueron nuestras primeras conversaciones. Me conquistó, o puede ser que yo a él en ese minuto le contagié mi fuerza, energía de querer más y se dio cuenta que eso también lo motivaba.

Al principio todo es bonito y mi crecer rápido comenzó a dar los primeros problemas en la relación, cada vez me sentía más atrapada, el espacio se hacía chico literalmente y cuando le di mi mano para avanzar aún más rápido, me di cuenta que él no quería eso, él estaba bien donde lo conocí. No quería mas. Él conmigo solo creía querer algo más allá y me dolió aceptarlo.

Era injusto pedirle que cambiara y, ¿saben qué? Era más injusto pedirme a mí misma que también lo hiciera. Muchas veces lo intenté, lo juro, pero no podía, me veía tan pequeña que me sentía auto-obligada a estar ahí.

No sé si fue amor, pero nunca me había sentido tan próxima a poner cable tierra a mi ambición y eso en algún rincón de mí me hacía sentir bien. Tener lo que la sociedad te impone desde pequeña, me hacía sentir parte.

Mucho tiempo pasó cuando nos volvimos a ver. Él estaba dónde mismo, con los mismo problemas, con las mismas ideas, con problemas muy normales que no iban con mi locura, yo quería más aunque eso traiga más de un conflicto.

Y aunque al principio estuve muy pegada con nuestros primeros días y conversaciones, me di cuenta que yo podía vivir sin él. Yo sí podía crear una nueva realidad aunque muchas veces lo extrañé y me cuestioné si mi decisión era la correcta, pero me veía vibrando con lo que amaba, con mi hija, trabajo, familia, seguidores y amigos, porque al final la vida sí seguía y podía ser sin él.

Nadie tuvo la culpa, pero no sé qué me dolió más ...perderloa él o ver que no me importaba hacerlo. Sentir que lo amé tanto y que verlo partir fue más un alivio que una pena, a veces me hace sentir egoísta, sobre todo, porque esa persona no fue mala conmigo, lo dio todo igual que yo, pero nuestros mundos y ambiciones no eran compatibles.

Dicen que los tiempos están cambiando y la percepción del amor también. Creo que la mía ha cambiado drásticamente en un par de años y no quiero sonar independiente, porque hace algunos años era una mujer súper dependiente de mis parejas, necesitaba mucho saber que estaban ahí pero algo me hacía salir de alguna u otra forma.

Siempre tuve la necesidad de quererme, sentía que me lo merecía...lo logré y dicen que cuando dejas partir alguien por primera vez, la segunda, la tercera y así... se vuelve más fácil.

Un día dejó de importarme, un día dejé de esperar su llamada y lo dejé ir.

Brilla y deja brillar

Etiquetas :