[COLUMNA] Carmen Castillo: contra la sociedad promedio

Por Carmen Castillo @carmentuitera | Viernes, 20 de Enero de 2017
[COLUMNA] Carmen Castillo: contra la sociedad promedio

Ser normal es aburrido. La época en que nos decían qué hacer, qué seguir y qué admirar ha terminado. Me crié pensando en que ser promedio era algo bueno y normal, pero con el tiempo este acondicionamiento social me fue cansando. ¡Yo me negaba rotundamente a ser una más o a ser mirada como tal! Admirar a personajes que las marcas me imponían me daba rabia y sentía que formaban inseguridades en las personas. Mira su pelo... Su figura... Sus ojos... ¡Yo nunca podré ser así! (Pensamos) ¿En qué parte de la propaganda venía el quererme a mí misma?

Cuando era una niña, mi familia o amigos me preguntaban qué quería ser cuando grande, y mis respuestas siempre fueron "voy a ser la mejor periodista del mundo", o "voy a ser abogada". Hoy no soy ni lo uno ni lo otro (jajaja qué triste), pero eso no es lo importante, como sí lo es la actitud que tenía y que los cercanos a mí intentaban apagar. No porque no quisieran que yo lo fuera, sino porque el resto no podía soportar tanta seguridad, y menos a los 15 años.

A la mayoría nos han criado asumiendo que seremos personas promedio, viviremos como el promedio y haremos cosas típicas del promedio. Pero, ¿qué pasaría si tuviéramos la capacidad de revelarnos contra lo que el "mundo" nos impone?

Cuando comencé con la etapa de revelarme contra lo que el resto me imponía -mi propia familia, amigos y círculo- me intentaban "controlar" y guiar por el camino "correcto" al camino que yo llamo común y corriente.

Tuve depresión dos veces porque no me encontraba. La sociedad promedio me condicionaba a ser como ellos querían que yo fuera, hasta que me revelé. No le he ganado a nadie -pensarán a ustedes-, pero a más de alguno le ganaré, no sé cuándo ni cómo, pero lograré sentirme plena con el camino que yo tomé.

Algunos saben la historia de mi familia, otros no. Algunos piensan que no existo y otros que soy una resentida contra el sexo opuesto (porque se lo merecen :P), pero lo más importante de todo esto es que he aprendido a reírme de mí misma. Me costó, pero si alguien me hiciera dar un consejo para ser más feliz, diría ríete de ti y de tus desgracias, te aseguro que serás más feliz...

Reírse de uno mismo es aprender a vivir con tus defectos y reconocer que el resto también se puede equivocar. A veces me veo en situaciones estúpidas, situaciones que ya viví y que sigo sufriendo por lo mismo. Me pregunto, ¿por qué no me llamó? ¿por qué no entiende mi forma de ser? Y cuando estoy en medio de esas preguntas me doy cuenta de que esto es chistoso y que ya lo he vivido, y ¿aún me sigue sorprendiendo que un tipo no me llame?

Cuando somos graves, automáticamente nuestra mente y cuerpo se condicionan para creer que no deberíamos estar en ese lugar o situación, y comienza la etapa de frustración (que aún debo superar dos veces por semana). No hay nada que admire más y me guste de una persona que tenga la capacidad de reírse de sí misma.

En esta sociedad promedio te condicionan a ser feliz. Si a tus 30 años no tienes una carrera, tu auto y un departamento, fallaste.

Creo haber tocado fondo más de dos veces en mi vida y hace mucho tiempo lo aprendí a controlar. Siempre sentí algo diferente en mí, la fuerza que me invade al tomar cada decisión me costó encontrarla. El qué dirán, ser "normal" y velar por ser una señorita digna de estos tiempos simplemente me aburrió. Me acepté ambiciosa, acepté que el resto me cuestionara y me quise.

He sido gorda, flaca y aún me pongo roja cuando debo hablar en alguna reunión. Reconozco que me equivoco y no compito con personas que no tienen las mismas herramientas que yo. Me río de mis desgracias amorosas y no tengo miedo en decir lo que pienso. Querer más me ha hecho pensar y actuar distinto, de alguna manera me hace sentir libre.

A veces siento rabia, porque sé que hay personas que sufren y viven pensando que su vida es una desgracia (créanme, he pasado por lo mismo) y me dan ganas de motivarlos, ayudarlos o escribirlo. Esta sociedad nos condiciona a sufrir si no logramos lo mismo que hace la mayoría, y me molesta.

Intentan decirnos qué hacer, pero es la misma tecnología la que nos indica que podemos rebelarnos contra la sociedad promedio. Ahora mi foto se puede ver linda y otros pueden poner me gusta a lo que yo consideraba feo. Mostrarme ya no es extraño, y quererme más es parte del proceso. La gente te puede seguir, te puede responder y ya no eres un don nadie. Eres algo más de lo que te hacen sentir las marcas y sus modelos inalcanzables. La tecnología te hace creer en ti y debes explotarlo de la manera correcta.

¿Te dedicas a barrer el piso? Bueno, perfecto. Hazlo como nadie lo haría, descubre formas para dejarlo limpio y compártelo, crea tutoriales y enseña cómo se puede lograr el piso ideal. Ocupa el piso como tu herramienta de querer más.

Contra esta sociedad promedio, ríete de ti misma y configura tu cerebro al éxito. Piensa en grande y respeta a quienes no tienen las mismas herramientas para enfrentar la vida que tú. Compite con quién tengas que competir y, cuando te paralices en medio del proceso, encuentra el punto donde puedas decir: "LO ESTOY LOGRANDO".

Brilla.

Etiquetas :