[COLUMNA] Carmen Castillo: Tú primero, siempre

Para que las cosas resulten, primero debemos partir por casa y en este caso hablo de ti. Algunos te llamarán egoísta, pero es necesario que tú estés bien para que el resto también lo esté. Sin embargo, el tiempo pasa y nos postergamos hasta el punto de olvidarnos, dejarnos y despreocuparnos al punto de ni siquiera saber quienes somos.

Vivimos entre pensamientos de derrota y pensamos que eso es lo que nos acompañará para el resto de nuestras vidas. Tomar el control, o mejor dicho el auto control, no es fácil en una sociedad que nos recuerda lo malo que somos en todo ámbitos de la vida. Ya sea por la publicidad, por un sistema que poco nos favorece o un entorno que nos vive recordando que podemos más.

Debemos recuperar nuestro sentido de pertenencia con nosotras mismas. Si estamos bien en casa podemos avanzar más rápido, salir de relaciones tóxicas de pareja, trabajo o amistades porque sabemos poner limites a las cosas que nos hacen mal y ¡YO QUIERO TENERME!

Cuando me hablan de la maternidad, muchas personas enfocan la estrategia a los hijos, aunque no niego que se vuelve todo para nosotras. La verdad una de las primeras tareas que he tenido en este proceso ha sido no perderme porque si yo estoy mal, definitivamente mi hija también lo estará porque mi vulnerabilidad extrema no me dejará protegerla o ver la realidad de las cosas.

Cuando digo tú primero, hablo de la necesidad de tenerse en situaciones difíciles en donde la vida nos desafía y donde debemos tener la mente en las cosas que realmente nos hacen bien para elegir con prudencia y correctamente.

Sé que esto suena medio utópico, pero son primeros pasos que podemos ir dando día a día y que al repetirlos constantemente van construyendo realidad y energía frente a las cosas que queremos que resulten.

Al final sí eres lo que piensas porque te formas con tus pensamientos y actúas con todo lo que tienes en tu cabeza, lo proyectas y recibes respuestas acorde a lo que piensas de ti.

Tú primero, enfocarte en lo que te hace feliz, en lo que te hace sentir grande, plena y poderosa para proyectar a otros y en otros energía positiva.

Brilla y deja Brillar