#FelizDíaMamá Carolina Gutiérrez: "La maternidad llega cuando la naturaleza así lo decide"

Por Sole Hott @solehott | Viernes, 12 de Mayo de 2017
#FelizDíaMamá Carolina Gutiérrez:

Carolina Gutiérrez es una madre motivada, una gozadora de la vida, el trabajo, los viajes, y, por supuesto, de sus hijos Bárbara (25) y Eugenio (21). Si bien tuvo a su primogénita a los 21 y le tocó madurar antes que a sus amigas, hoy ella asegura que esa misma brecha de edad es la que más los une. "Son dos compañeros de ruta de los que me siento infinitamente orgullosa, sobre todo porque son buenas personas, sensibles y cariñosos. Seguro ese es el mejor legado que les puedo entregar".

¿Qué significado tiene el Día de la Madre para ti?

Me encantan en general los días "de...". Es una excusa perfecta para celebrar, añorar y detenerse un minuto a entender la importancia de ese rito. Cuando era chica este día una oda a mi mamá (y sigue siéndolo), un momento para reconocerla y esmerarme en que ese día fuera perfecto para ella. Desde que soy madre, es un día de mucha emoción y aunque mis hijos no dejan pasar un momento sin decirme algo de amor, es este día que todos esos amores son muchos más. Es rico. Me encanta.

¿Cuál es el Día de la Madre que recuerdas con más cariño?

Era chica, debo haber tenido unos cuatro años, mi mamá me llevó a ver al cinerama La Cenicienta. Al salir me encontré un pañuelo botado en el pasillo, lo tomé y guardé. Llegando a mi casa lo lavé, planché y cuando fue "El Día" se lo regalé a mi mamá, con una carta. Su cara de asombro fue tan increíble que ese sin duda ha sido el momento que más atesoro. Y siempre pienso ¡cómo se me ocurrió hacerlo!

¿A qué edad fuiste mamá la primera vez? ¿Lo harías de nuevo de igual o los hubieses tenidos después?

Fui madre a los 21, mi hija Bárbara llegó a mi vida tal y como la imaginé. No fue un embarazo planificado y aun así fue un regalo increíble. ¡De ella he aprendido tanto! Y lo joven de ser madre me hizo madurar temprano. Mientras mis amigas salían de la universidad yo estaba dando papa. Eso ha permitido que la estrecha brecha generacional que nos separa nos una demasiado. A los 26 tuve a Eugenio, la crianza no fue fácil, pero hoy da frutos maravillosos. La maternidad llega cuando la naturaleza así lo decida para cada una. Siempre será un orgullo. No importa la edad. Hoy disfrutamos los tres a concho.

Trabajas desde muy chica, siempre has estado en la televisión, ¿cómo compatibilizas tu trabajo y la maternidad?

Es verdad, me quede sola con los niños y sin ayuda. Trabajar duro para salir a delante era mi deber. Ellos siempre han sido mi motor. Con esa energía se enfrentan los días. Lo demás es un gran círculo virtuoso.

¿Te consideras una mamá ídola?

Me considero una buena mamá y también un buen papá, mis hijos han puesto mucho de su parte para que nos sintamos orgullosos de la familia que somos.


¿Qué es lo mejor y lo peor de ser mamá?

Lo mejor es serlo, con todo lo que implica ese desafío. Lo peor quizá sea lo culposa que te sientes cuando crees que el tiempo no es suficiente, cuando postergas (sobre todo si son chicos) tus momentos personales o tus desafíos profesionales por tratar de criar buenas personas. Pero eso se pasa.

¿Cuál es el peor suceso que te ha pasado como mamá?

Creo que no he contado ni un suceso que sea el peor. Aunque no poder estudiar matemáticas (soy pésima) con ellos podría calificar (se ríe).

¿Cuál sería el recuerdo que te gustaría que tus hijos se llevaran de ti para siempre?

Nuestros momentos. ¡Todos! Los difíciles y los otros, esos llenos de risas, conciertos, ferias y viajes.

¿Cuál es el mejor consejo que te dieron, el mejor  que tu podrías dar, y el que no te dieron?

Uno aprende sola. Las experiencias son tan personales que ningún consejo termina siendo un manual, no hay recetas porque solo tu instinto te hace entender el proceso.

¿Fuiste de las que seguían lo que la mamá y la suegra le decían?

Me pasó algo tan particular, mi único motivo era tratar de no cometer esos errores que sentí que tanto mi madre como mi suegra cometieron con sus hijos. Eran otros tiempos, en los que importaba más qué opinaba el vecino que si uno era feliz. Siempre pensé "no quiero criar hijos dependientes, quiero criar personas capaces de asumir las decisiones que toman" y la única manera de que así sea ha sido generando lazos de confianza, de honestidad. No importa qué tan grave pueda ser la falta, si lo enfrentamos con la verdad y el amor siempre encontraremos el camino para solucionarlo. Lo mismo si hay que celebrar logros.

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