La inusual manía de Lady Di revelada por su exmayordomo

Todo lo que tenga relación con Diana de Gales continúa siendo, hasta el día de hoy, de gran interés. La curiosidad existente sobre la vida de la 'princesa del pueblo', su trágica y temprana muerte, la relación con Carlos y cómo fue su vida de palacio, ha generado que se realicen diferentes documentales. 

Uno de ellos es "Serving the Royals: Inside the Firm", pieza audiovisual disponible en Amazon, y protagonizado por su exmayordomo, Paul Barrell. Personaje clave que debido a su cercanía con la princesa, guarda extraordinarios detalles, como la extraña y peculiar lista de compras. 

Definitivamente Barrell ha visto su cuenta bancaria aumentada debido a este aumental, pero de igual forma, los fanáticas de la realeza y seguidores de Diana de Gales, esperan las intimiades reveladas por el hombre. 

Paul Barrell asegura que ella siempre fue muy correcta y amable con él, y entre confesiones, cuenta que "Diana me solía pedir que comprara revistas de calificación X para sus hijos. Su intención era que tanto Guillermo como Harry aprendieran de las mujeres. Solía pensar que sería bueno para ellos que observaran a otras damas". 

Una manía que si bien parece inisual, guarda perfecta relación con el momento que vivían William y Harry. Ambos entraban a la adolescencia, pero vivian en un mundo que evidentemente no era como el de cualquier par de niños. 

Un acto progresista y moderno que solo buscaba mostrarles la realidad de una manera bastante peculiar, pero de la única que tenía al alcance de su mando. "Lady Di quería que sus hijos crecieran con una buena visión del sexo opuesto, por lo que normalmente me encargaba que fuera al kiosco de prensa e hiciera este tipo de compras".

Diana debió creer que sus hijos merecían, y tenían el derecho, a experimentar la sexualidad como cualquier joven de su edad, sin embargo, la realeza les coartaba esa posibilidad. 

Esto comprueba una vez más, la personalidad moderna de Lady Di, su lado más abierto y travieso, al mismo tiempo, y sobre todo, el amor incondicional que sentía por sus dos hijos. Siempre se preocupó de prepararlos para el mundo real, y tratar de darles un aire más cotidiano y común, entre los pasillos del palacio, el protocolo y las reglas.