Esto le pasa a nuestro cerebro cuando nos enamoramos

Por Javi Pacull @javipacull | Jueves, 13 de Julio de 2017
Esto le pasa a nuestro cerebro cuando nos enamoramos

Dice el dicho que “el amor es como un millón de diferentes enfermedades a la vez”, y al parecer algo de razón guarda. Todas las personas, no importa la raza, la contextura o la posición social, sufrimos los mismos síntomas al enamorarnos. Este “virus” es de lo más inesperado, pues como cualquier otro, no se sabe cuándo llegará a “infectar” tu organismo. Y sanarse… ¡Uff! Sanarse puede costar mucho tiempo e incluso dejar huellas.

Algunos piensan que el amor parte de lo físico, otros de la admiración, otros del compañerismo, otros creen que uno se enamora de la personalidad. La respuesta es todo eso y más, pues el amor es un asunto netamente de química.


Adrenalina, dopamina, serotonina, oxitocina, testosterona, todas nuestras hormonas juegan un papel fundamental en el proceso de enamoramiento, dominándonos como verdaderas drogas. La investigadora Helen Fisher, antropóloga biológica de la Universidad de Rutgers y experta en la química del amor, ha establecido que estas tienen un papel preponderante en las distintas fases del amor, desde las mariposas en el estómago, pasando por la atracción sexual, hasta los sentimientos de una relación larga y estable.


Pero, ¿Qué le pasa a nuestro cerebro en cada una de ellas?


Primera fase: deseo


Corresponde a sentirse atraído por una persona específica. Cuando eso sucede el cuerpo genera altas dosis de estrógeno y testosterona, al mismo tiempo que la adrenalina corre por el cuerpo. Eso provoca que el corazón se acelere y empieces a sudar.



Segunda Fase: atracción

La encargada de la emoción, la energía y la motivación con una persona determinada está provocada por la dopamina, un neurotransmisor secretado por el cerebro y las glándulas suprarrenales que aumentan la liberación de testosterona. Esta ataca directamente los genitales y las zonas de calor del cuerpo. También pone alerta nuestra sensibilidad de los sentidos. Por su parte la testosterona aumenta el deseo sexual y nos da el valor para seducir a otro.


Tercera fase: afecto


El vínculo duradero entre dos personas enamoradas está  regulado por las hormonas oxitocina y vasopresina, ambas directamente relacionadas con la zona de placer del cerebro. Por muchos años se pensó que esta fase tenía un tiempo de caducidad, sin embargo un estudio realizado por Bianca Acevedo, una neurocientífica de la Universidad de Cornell en Nueva York descubrió en 2009 arrojó que perfectamente este puede durar. Es decir, la química del amor puede mantenerse por extensos periodos de tiempo. Estas hormonas serían las que explicarían en sentimiento de bienestar y tranquilidad que se siente en las relaciones estables y a largo plazo.

Gozar de todas las fases del enamoramiento solo es un asunto de química, así que ya no te presiones más. Si fluye bien y si deja de funcionar, será cosa de biología.

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