Los 'coreógrafos sexuales' existen. ¿Es el mejor trabajo del mundo?

Por Macarena Carrasco @maca_carrasco | Jueves, 4 de Enero de 2018
Los 'coreógrafos sexuales' existen. ¿Es el mejor trabajo del mundo?

¿Qué pensarías si alguien te dice que su trabajo es ser "coreógrafo o coreógrafa sexual"? Seguramente te extrañaría y te daría mucha intriga saber en qué consiste esta ocupación, pero la verdad es que este trabajo es más común de lo que podrías imaginar, o al menos así lo es en otros países...

¿Por qué? Toda película u obra de teatro que implique una escena de sexo debe ser coreografiada por alguien y producido por expertos para no pasar a llevar a los actores en la intimidad y sus espacios personales. Por lo tanto, el trabajo de estas personas es básicamente lograr mostrar sexo con precisión y cuidado, forjando una carrera en eso y dedicados a lograr los mejores movimientos.


¿Cómo se llega a ser uno?

Un ejemplo es el que se cuenta en el sitio refinery29  con Yehuda Duenyas, quién se dedica a esto, y descubrió que tenía talento para sacar a los actores de la vergüenza que les daba mientras dirigía una obra.

Explica que tras este episodio, un director la llamó porque necesitaba que sus actores fingieran tener sexo en el escenario desnudos y ella era la indicada para hacerlo.

"Ahí fue cuando decidí que sería una coreógrafa sexual", relató al sitio. Pero aún así, este no es un trabajo tan común, ni tan comúnmente aceptado como definición dentro del rubro. Eso sí, ha sido usado en películas como por ejemplo: 'El lobo de Wall Street'.

"Mi trabajo consiste en crear un espacio seguro para los actores, donde puedan trabajar lentamente y sentirse preparados", explica.

Así también Tonia Sina, otra coreógrafa íntima agrega que aplicar esta técnica es mucho mejor que pedirle a los actores que improvisen. "Realmente les ayuda para lograr la intimidad de forma más rápida y segura, con técnicas que les ayudan con la química y a construir mejores relaciones en el escenario", aclara.

Finalmente, remata defendiendo el trabajo por el "esqueleto" que le puede dar a cualquier escena. "Ellos igual improvisan, pero dentro de los movimientos que les damos. Si no todo el tiempo se desconcentrarían pensando: ¿A dónde va su mano? ¿Esto es apropósito? ¿Es él o el personaje? ¿Le gustaré?, entre otras dudas", finaliza.

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