[COLUMNA] Carmen Castillo: Plenitud en la maternidad

La vida nos lleva a tener distintos roles en nuestra propia vida y en la de otros. Y a veces potenciamos uno, olvidando que existen otros que nos puedan hacer sentir felices. Otro factor importante es que nuestro círculo más cercano -muchas veces- nos obliga a ser protagonistas de un rol principal por una serie de patrones arrastrados desde el más allá, por no decir de generaciones "pegadas a la antigua" donde el fin de la mujer era casarse y ser madre.

Mi primer consejo para sentirte plena es que nunca te definas únicamente por un rol que puedas estar viviendo en tu vida. Disfrútala, vívela, pero no olvides que eres más que eso. Corre para todas, pero un ejemplo claro es para las que somos mamás.

Recuerdo cuando nació la Jose, mi hija. Al poco tiempo tuve que irme de viaje por trabajo. Durante mi recorrido salí en la noche a tomar algo con gente del trabajo. En mis redes sociales me llegó un mensaje con la siguiente pregunta: "¿No deberías estar con tu hija?".

Al leer esto no sabía si reír o enojarme. Sinceramente a veces me pregunto si yo soy de otro planeta o si hay gente que se quedó muy atrás. Pero he decidido ser más consecuente con mis discurso, abrazarlos con mucho amor para ver si las cosas cambian.

¿En qué momento un rol comienza a ser más importante que el otro? No sé si está mal, pero siendo madre considero que primero soy mujer, y si yo estoy bien, mis hijos estarán bien. Pero sigue siendo un pensamiento egoísta para muchos, ya que en el pasado ser madre era sinónimo de un todo que casi te debía hacer sentir como la mujer más exitosa del mundo.

Sí, es mucho amor. Sí, trae demasiada felicidad, pero también trae una mochila re-pesada con prejuicios, paradigmas de personas muy cercanas que te las hacen sentir desde que el bebé esta en la panza.

Explicando lo de ese viaje podría resumirlo así:

Fui mamá, amo serlo, pero también amo trabajar, distraerme y saber que busco el equilibrio constante para darme espacio a mí y darme espacio con mis hijos. Trabajar no anula que ame a mi hijos, carretear no anula que soy una buena madre, todo lo contrario, me potencia porque me siento plena, me siento feliz con todos mis roles y eso nunca me hará sentir vergüenza.

Brillar y dejar brillar.