[COLUMNA] Tamara Vallejos: Cómo viajar y mantener una alimentación sana

He escuchado muchas veces ciento de historias con respecto a lo difícil que es alimentarse sano, y más aún cuando hay que hacerlo durante un viaje o en una larga estadía en otro país. Es típico decir "a la vuelta me pongo a dieta", "regresando comienzo" y es que como sociedad aún no estamos conscientes que alimentarse sano no se trata de un periodo ni de alimentos extraídos de la sección "light" del supermercado. Se trata de un estilo de vida que no implica sufrir, desgastarse, aburrimiento y que lo llevas para todos lados sin importar nada.

Entender que nuestro organismo está saturado de tantos productos artificiales y vacíos nutricionalmente, cuesta mucho. Estamos muy acostumbrados a los sabores artificiales, a los resaltantes del sabor, exceso de azúcar y sal que nuestro organismo desconoce los alimentos reales y sabores naturales. En estos últimos años mi trabajo ha sido arduo en la labor de difundir un estilo de vida natural y no una moda. Compartir con todos que podemos comer más semillas, granos enteros, frutas y verduras y disminuir el consumo de procesados, harinas y azucares refinados, productos de origen animal entre otros.

Es por eso que cada vez que viajo a donde sea, llevo 4 alimentos que me salvan siempre: avena, cacao, chía y frutas. Con esto armo mis desayunos o colaciones de la manera que sea; smoothies, porrigde de avena, jugos, etc. Cada uno puede hacer su propia selección de alimentos y/o utensilios para llevar en caso que no puedan acceder a comida más sana.

Otra técnica, es elegir en el hotel o restaurant lo que sabemos cómo está preparado evitando exceso de frituras y masas, y siempre incluir hojas verdes crudas en el plato. Escoger sabiamente a la hora de almuerzo un plato de lo que te guste, pero moderado en cantidad y en la cena algo más liviano. Tampoco se trata de pasarlo mal y estar pendiente de la comida. También tener cuidado con los aderezos, aquellos que tengan miel, yogurt o mucho aceite, pueden transformar un plato sano en uno no tanto.

Es fundamental la organización, dejar de ser cómodos y tomar cartas en el asunto. Finalmente nuestra salud es lo principal, sin ella nuestra única verdadera casa no existiría y por ende nosotros tampoco.

Otra de las razones típicas que escucho es "alimentarse sano es muy costoso", pero alimentarse mal también lo es. Y tiene un doble costo: tenemos que pagar por ellos y a largo, o corto plazo, la enfermedad que nos provocará ese mal estilo de vida.

La opción e información está al alcance de todos, es decisión de cada persona invertir en su salud, prevenir y no lamentar cuando ya es tarde.