Tomás González sobre su homosexualidad: ''Asumir mi identidad no fue fácil''

Tomás Gonzáles se lanzó a la escritura. En su recién estrenado libro "Campeón", el gimnasta olímpico revela complejos momentos sobre su mundo más personal, y lo dificil que fue mostrar su identidad.
El destacado gimnasta nacional hoy tiene 36 años, y fue mediante un libro que habló sobre su sexualidad que ha estado en la palestra en reiteradas ocasiones. De hecho, escribió que fue en el 2010, cuando tenía 24 años, que asumió su atracción por las personas del mismo género a su círculo más cercano.
"Asumirme no fue un proceso fácil. Al final uno crece en una sociedad heteronormal que igual te condiciona. Hoy me alegra que las cosas se estén normalizando. En ese sentido, uno igual ve a las nuevas generaciones mucho más resueltas, no tienen esta carga quizás de las religiones que han influido mucho en la sociedad", mencionó en el libro.
En el texto relató cómo fue contarle a su familia; partió diciéndole a su mamá y le pidió que ella le dijera a su papá, no hablaron por dos meses.
"Él estaba en shock. Lo mismo le pasó a mi segunda hermana. Yo conocía a amigos gays suyos y todo, por lo que pensé que se lo iba a tomar tranqui, pero se fue para adentro también", indicó respecto a su familia.
"Mi círculo no cambió, pero uno siempre tiene que estar consciente de que hay gente con trancas. Y ahí uno se pregunta ¿por qué? "El machismo y la homofobia son problemas que están en la sociedad y en la gimnasia también", concluyó el deportista.
Igualmente, contó los episodios de discriminación que ha vivido en el rubro deportivo, donde ha sido descalificado por sus gustos.
En este contexto, en los Panamericanos de Río y oro en la World Cup de Glasgow 2007, cuando su entrenador decidió exigirle más. Probaron un salto nuevo, de alta complejidad, en una competencia, y el gimnasta falló, cayendo al suelo. El técnico se indignó y lo cubrió de insultos, cuenta.
"¿Por qué fallaste? Maricón", le gritó. "Me sentí pésimo. Mal, mal, mal...", recuerda. De regreso en Chile comenzó a sentir intensos dolores en la espalda. Aun molesto, el coach le ordenó no pisar el gimnasio hasta resolver sus dolores.
"Lloré muchísimo esos días", cuenta. "Yo estaba en mi proceso de asumirme como homosexual y sentía que moría una parte de mí también".