[COLUMNA] Travelholic: El futuro está en Palo Alto

Por Ignacia Uribe @ignaciauribe | Jueves, 8 de Junio de 2017
[COLUMNA] Travelholic: El futuro está en Palo Alto

Desde el año pasado que mi pololo vive en Palo Alto, porque tiene una beca en Stanford. Así que alrededor de 10 días al mes yo también vivo en esta pequeña ciudad de California: acá tengo un clóset con ropa, comida que me gusta en el refrigerador, y desde acá escribo hoy estas líneas.

En mi vida personal, Palo Alto está directamente relacionado el futuro porque cada vez que me voy ya sé en qué fecha volveré. Y al mismo tiempo, me he dado cuenta de que ese concepto de anticipación en realidad es el sello de esta pequeña ciudad (tiene alrededor de 60.000 mil habitantes, una población casi igual a la de mi ciudad de origen en Chile; Los Andes).

Palo Alto es considerado el corazón de Silicon Valley. Como les decía, acá está Stanford, una de las universidades más importantes de EEUU. Y como muchos gigantes de la tecnología tienen sus oficinas aquí, entre sus bonitas casas de estilo americano se han desarrollado proyectos que nos han cambiado la vida. ¿Algunos ejemplos? Facebook, Pinterest y Tesla. Google queda bastante cerca, en Mountain View, como a 15 minutos de distancia (esa visita se las contaré en otro post).

En Palo Alto, un día cualquiera puedes pasar por fuera de la casa de Mark Zuckerberg o asistir a una charla con un experto mundial en biotecnología, pero en mi opinión el verdadero futuro es que acá los grandes avances tecnológicos conviven en completa armonía con lo local: por ejemplo, aunque las calles están llenas de autos Tesla que parecen salidos de un capítulo de Supersónicos, el transporte principal y más masivo es la bicicleta. Quizás por eso, en todos los días que he pasado acá durante meses, nunca he visto un taco.

Más que ciclovías, hay calles completas solo para andar en bici. Especialmente dentro de la universidad, donde existen estacionamientos de bicicletas cada pocos metros, pero hay TANTAS que muchas veces igual cuesta encontrar espacio.

La avenida principal es University Av., y una de sus mayores gracias es que en pocas cuadras puedes encontrar restaurantes de decenas de países distintos: Tailandia, Japón, Birmania, India, México, Israel, Francia y un largo etcétera. A Palo Alto llegan a vivir tantos extranjeros, que la comida los ayuda a sentirse en casa. En este ítem también se puede apreciar el fenómeno que les comentaba antes: no es nada de raro comer en Yayoi, un restaurant japonés donde cada mesa tiene una pantalla desde donde se realizan directamente los pedidos (es decir, ¡ningún mesero te atiende!), e incluso se puede saber en qué etapa del proceso van los platos -si los están cocinando, si van en camino, etc-; y luego ir a buscar el postre a Scoop, una heladería que está a dos cuadras y donde mientras esperas tu helado puedes ver cómo hacen sus propios barquillos artesanales (los mejores del mundo, en mi humilde opinión).

Mientras en cada casa hay al menos un dispositivo conectado a Netflix, en esta misma calle está el cine Stanford -el único de la ciudad- que solo proyecta películas antiguas. De hecho, este fin de semana están dando "My Fair Lady", que es de 1956.

El bar más prendido de Palo Alto se llama Antonio´s, queda en California Av., tiene público universitario, mesas de pool, comida mexicana y es el favorito de Zuckerberg, que incluso aparece ahí en las fotos de una entrevista. En la misma calle los domingos hay una feria de productos locales, donde la gente va a comprar en bici o en skate eléctrico (otro artefacto bastante común por estos lares).

En resumen, al parecer -y según la experiencia de Palo Alto- lo mejor del futuro está en incorporar la tecnología a nuestra rutina para mejorar la experiencia de vivir en un mundo global e interconectado, donde las comunidades y los barrios locales son los grandes protagonistas. O sea, siempre disfrutando lo que está al alcance de nuestra mano.

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