No eres adicta a tu teléfono, sino a las relaciones sociales

Por Carol Caro @karolglam | Lunes, 5 de Marzo de 2018
No eres adicta a tu teléfono, sino a las relaciones sociales

¿Te ha pasado que te juntas con amigos y de pronto todos bajan la cabeza para ver sus smartphones? Esta acción es frecuente y para muchos una falta de respeto. Incluso, para quienes les gusta ir siempre más allá, se trataría de una conducta antisocial. Y es que este comportamiento también ha dado espacio para la discusión de los efectos negativos que produce la adicción a los celulares. Sin embargo, un estudio reciente acaba de impulsar una tesis contraria a lo que hemos creído hasta ahora sobre cómo interactuamos con el resto. 

El estudio realizado por Samuel Veissière y Moriah Stendella de la Universidad McGill, en Canadá, y publicado por la revista Frontiers in Psychology, señala que, en realidad, estar constantemente comunicándose por celular podría ser ejemplo de conducta hipersocial y no antisocial. 

En un comunicado, Veissière explicó que ese deseo de observar y controlar a los demás, pero también el de ser observado y controlado por los otros, se encuentra firmemente enraizado en el pasado evolutivo de nuestra especie. "Los humanos somos animales sociales y necesitamos relacionarnos para reforzar nuestra identidad y cerciorarnos de que nuestro comportamiento es apropiado desde un punto de vista cultural", aseguró. En este sentido, Veissière y Stendel observaron que todas las adicciones al móvil comparten un elemento común: las ansias de conectar con otras personas.

De acuerdo con la investigación, los smartphones nos han ayudado a socializar con el resto desde una plataforma inteligente. También facilitan una forma de hiperconectividad que lleva al límite el sistema de recompensa de nuestro cerebro –un mecanismo que hace que nos sintamos bien cuando llevamos a cabo una determinada actividad–, lo cual puede favorecer la aparición de una adicción. Por ejemplo: publicar una foto en Instagram o coordinar una reunión entre varias amigas en el restaurante de moda.

"En relación a este asunto se ha instaurado una especie de sensación de pánico", señala Veissière. "Nuestra intención ha sido ofrecer un punto de vista más optimista y recalcar que lo que resulta adictivo son nuestras ganas de interactuar con otras personas, algo que es posible tratar", añade.

Los científicos entregan recomendaciones para controlar este cuadro. Una de las más sencillas es desactivar las notificaciones. También se mostraron a favor de prohibir el envío de mensajes o mails en horario fuera de trabajo, y las empresas y jefaturas son quienes tienen que tener la iniciativa de no realizar estas prácticas. Lo mismo con niños y adolescentes en época escolar.

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