Gisele Bündchen, cirugía plástica secreta y pensamientos suicidas

Además de ser una de las top models que se ha mantenido como número uno por más tiempo, es una de las celebrities más celosas de su vida privada. Mantiene su matrimonio con el quarterback de los New England Patriots, Tom Brady y a sus hijos lejos de la prensa, y usa sus redes sociales únicamente para compartir detalles de su estilo de vida ultra saludable entre su Brasil natal y Boston, ciudad donde la familia se instaló hace ya algunos años por el trabajo de Brady.

Dentro de este hermetismo, Gisele siempre ha reconocido que se cuida mucho para tener el cuerpo perfecto, pero nunca había sido tan sincera respecto a un tema que casi todas las famosas prefieren evitar: la cirugía estética. Ahora acaba de confesar que en 2015 se sometió a un aumento mamario, intervención que tuvo consecuencias inesperadas en ella.

Todo comenzó luego de tener a su segunda hija, Vivienne, en 2013. La modelo decidió darle pecho a la pequeña durante varios meses, y eso inevitablemente tuvo consecuencias: perdió mucho volumen y firmeza. Por eso dos años más tarde decidió pasar por pabellón. "Me arrepentí casi inmediatamente. Me sentía incómoda en mi propio cuerpo. Cuando me desperté me dije '¿Qué hice'. Me sentía que vivía en un cuerpo que no reconocía", confesó en una entrevista a la revista People  con motivo de la publicación de su libro que saldrá a la venta el próximo 2 de octubre, titulado 'Lessons: My Path to a Meaningful Life' (Lecciones: mi camino hacia una vida con significado'). "Durante el primer año solo llevaba prendas anchas porque me sentía muy incómoda", reveló también.

Gisele llevó este retoque estético en absoluto secreto casi hasta el extremo. Por esa fecha, los paparazzi la captaron entrando en una clínica estética en París cubierta con un burka para que nadie supiera que era ella.

Pero en esta entrevista reveladora hay más. Por primera vez la modelo se refirió a los pensamientos suicidas, la ansiedad y los ataques de pánico que alguna vez sufrió, y que hoy ve desde otra perspectiva. "Mi carrera iba fenomenal, tenía a mi familia cerca y me consideraba una persona optimista así que estaba luchando conmigo misma. Era como '¿por qué estoy sintiendo esto?'. Era como si no me pudiera permitir sentirme mal", reveló respecto a sus problemas de ansiedad.

"Estaba fumando mucho, tomando una botella de vino y tres Frappucinos de moka cada día y un día decidí dejarlo todo. Pensé que todo eso también estaba causando dolor en mi vida de alguna forma", contó.

Pero esta es quizá la más chocante: la supermodelo llegó a considerar el suicidio en algún momento de su vida, cuando la ansiedad estaba en su peor punto. "Llegué a pensar en saltar por el balcón y terminar con todo para no tener más ese sentimiento de que mi mundo se derrumba".

Sí, las celebridades también tienen muy malos momentos, que ni todo el dinero del mundo ni la belleza y fama excesiva pueden mitigar. Así lo demuestra Gisele.