En la sociedad siempre ha sido la mujer la catalogada de sensible y llorona en todos los aspectos de su vida, incluso en el sexo. Si alguna suelta unas lágrimas después de haber tenido relaciones, nadie se lo cuestiona, pues es una imagen que siempre se tiene en mente.
Esta es una escena que hemos visto infinitas veces en el cine: él enciende un cigarro mientras ella llora. ¿Por qué lo hace? Será que habrá descubierto el placer, estará siendo infiel, no era la imagen que quería reflejar, tenía más expectativas, o menos, pero es así, hay algo que detona emociones.
Esta tristeza post sexo no tiene una explicación en particular. Es más, cada individuo tiene su propia respuesta. Y si bien la ciencia no ha investigado mucho al respecto, le tiene nombre al síndrome que afecta tanto a hombres como mujeres: disforia postcoital.
Así se denomina esta ola de tristeza, frustración, miedo o sensación de vacío y abandono que afecta a algunas personas después de haber tenido relaciones sexuales, aún cuando haya sido muy placentero y con la pareja deseada.
Según un estudio australiano publicado en The Journal of Sex & Marital Therapy, los hombres también sufren de este trastorno. La investigación, que se realizó en varios países, arrojó que un 42% de los encuestados lo habían experimentado alguna vez en sus vidas. Un 20% confesó haberlo sufrido un par de semanas antes de someterse al estudio, y un 4% de los hombres declaró que le pasaba regularmente.
Otra investigación que analizó solamente a mujeres, arrojó que el 46% de las encuestadas habían tenido los síntomas de la depresión post sexo al menos una vez, el 22% lo sufre frecuentemente y el 5% lo había experimentadio varias veces semanas antes de realizar el estudio.
Sobre la explicación científica, los expertos tiene sus diferencias. Mientras algunos apuntan a la cantidad de hormonas que se ven involucradas al tener sexo, otros hilan más fino.
En el primer caso argumentan señalando que esa cantidad de hormonas promueve el vínculo afectivo y la sensación de bienestar y que, al llegar al clímax, bajan de golpe al nivel normal, por lo que se genera esta ola de tristeza.
Los que van más allá apuntan a una vulnerabilidad relacionada a la amígdala cerebral, la cual regula emociones como el miedo, la angustia y la ansiedad. Por lo mismo, al ponera en acción durante el orgasmo, se liberan dichos sentimientos al terminarse.
En ambos casos hablan de una inhibición de problemas y miedos por un período breve de tiempo. Que al volver a la realidad, aflora como una 'mini' depresión. Así como las 'depresiones' populares post party y post vacaciones.
Pero también están los piscólogos que no ven una patología en esto. Es más, aseguran que, al ponerle nombre, se está creando un síndrome, pero no es algo que suelen escuchar en sus consultas.
En el sexo, como en muchas otras cosas, hombres y mujeres somos diferentes. Por lo mismo, este comportamiento puede ser más experimentado por nosotras. Los expertos explican que en el proceso de exitación pasa lo mismo; mientras ellos suben y caen rápido, la mujer es más lenta. Por eso, suelen dormirse inmediatamente después, y por eso también tendríamos la capacidad de ser multiorgásmicas.
Para concluir, hay otra teoría más: el hecho de que exista el vacío posterior a cualquier objetivo cumplido. En ese aspecto hay quienes pueden ver el sexo como una competencia en la cual deben cumplir positivamente la misión y con la mayor cantidad de parejas posibles. Cantidad antes que calidad, como un consumismo sexual. Por ende, nunca llegarán a sentirse satisfechos.