#COLUMNAM360 ¿Inclusión real durante el Festival de Viña?

Por Equipo M360 @m360cl | Viernes, 3 de Marzo de 2023
#COLUMNAM360 ¿Inclusión real durante el Festival de Viña?

La semana pasada, miles de fanáticos de Christina Aguilera estaban ansiosos por ver el show de la artista en la Quinta Vergara. Una de ellas era Valentina Stein, orfebre nacional de 30 años y emprendedora de @vs.joyas

Como miles de otros jóvenes, Valentina compró una entrada para asistir a la jornada festivalera. Detalle relevante para seguir este relato: ella usa silla de ruedas desde que en 2012 sufrió un accidente automovilísitico. Esta situación, que según la OMS representa a más de 70 millones de personas en el mundo, marcó la diferencia para el disfrute de esta orfebre chilena. 

A continuación exponemos la "Carta al Editor" que Valentina Stein hizo llegar a M360 y que no dudamos en visibilizar para que las productoras  y entidades organizadoras de espectáculos consideren todos los tipos de fans a la hora de realizar un show, siendo las personas en situación de discapacidad, muchos de ellos. 

De paso, exponer esta situación nos permite reflexionar sobre una serie de temas en los que como estado y sociedad estamos al debe, uno de ellos la accesibilidad universal.




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¿Inclusión real?

Señorita Editora: 

Mi nombre es Valentina y soy de Santiago. Desde pequeña soy fan de Christina Aguilera, por lo que no dudé ni un segundo en comprar mi entrada para ir a verla al Festival de Viña 2023


El problema fue que la jornada festivalera en que se presentaba se vendió muy rápido, incluyendo la zona de "sillas de rueda". Yo ando en silla desde hace muchos años y al ver que estaba agotado ese sector, compré la opción que quedaba, es decir galería.

La tarde del jueves 23 de febrero, viajé con mi pareja a Viña del Mar. El plan era ver el show y luego volver a Santiago, pero en la puerta para ingresar a la Quinta Vergara empezó el problema. No podía entrar a galería porque eran muchas escaleras y no me permitían hacerlo aunque me subiera mi pareja. Me dijeron que debería haber comprado en la zona "correcta" (para sillas de rueda) o sea que era mi culpa.

Al ser cuestionada, respondí que como se habían agotado y considerarme  un ser humano con los mismos derechos que los demás, compré lo que había. No hubo caso, tampoco me ofrecieron acomodarme en otro sector. 


Fue mucho rato de desgaste intentando dialogar y hablar con alguien encargado de la productora Bizarro. No me dejaron conversar con nadie que me pudiese ayudar.  El NO rotundo del comienzo ya estaba decidido.


Como última opción, me dijeron que de manera "excepcional" me reembolsarían  el dinero de las entradas (cosa que aún no sucede), como si eso pudiese aliviar el mal rato que estaba pasando.


¿Hasta qué punto es más importante el negocio, los protocolos y las instrucciones que la humanidad entre nosotros?


Pocas veces me sentí así de mirada en menos. Me devolví a Santiago decepcionada, humillada, con rabia y pena.

Valentina Stein

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