La particular teoría de la Dra. Cordero sobre el retorno de Raquel a 'Bienvenidos'
El regreso de Raquel Argandoña al Bienvenidos ha dado que hablar en todos los portales de noticias y en las redes sociales. A dos meses de ser desvinculada de Canal 13 la "Raca" se reintegró al espacio mañanero, pero no lo bhizo en el rol de panelista, sino que ahora es la coanimadora y tendrá un estelar junto a Tonka Tomicic y Fran García Huidobro.
Consultada sobre este inesperado suceso televisivo, la doctora María Luisa Cordero confesó su alegría por la decisión de los nuevos directivos del canal.
"Yo me alegré, porque sentí que fue un hecho muy autoritario (su despido). Lo asocio con esta cosa de que le están interviniendo los teléfonos a los militares que se han quejado de la corrupción dentro del Ejército. Entonces, toda forma de agresión por ejercicio excesivo del poder a mí me repugna. Me repugna. Lo que le hicieron a la Raquel no tiene perdón de Dios", dijo, en radio El Conquistador.
"Cuando vi que la reintegraron me alegré mucho. Y me alegré por la Tonka y Martín que se sintieron muy desvalidos. Hubo todo un fenómeno psicológico ahí, grupal, que nadie lo conversó ni lo comentó, pero yo veía a la Tonka casi al borde del enfurecimiento, como que se iba a salir de repente el odio por lo que han hecho, un golpe en la mesa. Martín es más calmado", agregó, sobre la supuesta molestia de los principales rostros del espacio mañanero.
De igual manera, la médico compartió un particular consejo a su ex compañera de café concert: "Yo decirle a la Raquel que de repente uno tiene hijos mayores. Esto que ella cuenta que tiene aventuras con hombres menores, no sé cómo lo tomará su hijio. En serio, lo digo porque yo tengo la cosa antigua de la mujer. Si tú tienes un discurso muy libertario, cuídate un poco porque incómoda a los hijos".
"Mis hijos se incomodan cuando digo garabatos (...) no por uno, porque uno puede ser muy desfachatado a la edad que tenemos la Raquel y yo, venimos de vuelta, pero siempre hay que mirarle la cara a otros", cerró