#AhoraSoyMamá: Niños y la exposición a pantallas tecnológicas

Por Gabriela Ulloa @ahora.soy.mama | Lunes, 29 de Enero de 2018
#AhoraSoyMamá: Niños y la exposición a pantallas tecnológicas

No es extraño ver a niños que aún ni caminan o hablan sentados frente a una pantalla de televisión o con un dispositivo electrónico en sus manos, como smartphones o tablets. Para algunos un aliado y gran solución para poder estar un rato tranquilos, para otros un daño o falta de conciencia/control de los padres. Lo único claro es que sin duda, el uso de la tecnología y los niños es un tema controversial.

En mi caso no me atrevería a categorizarla como algo bueno o malo, sino como una herramienta que podría resultar útil si es que se utiliza a conciencia, en el lugar y momento adecuado. Y es que la verdad, en general, me molestan los juicios de valor a los que sometemos -y somos sometidos- a las otras personas sobre todo cuando se trata de la crianza. Cada quien sabrá qué es lo mejor para sus hijos, qué métodos prefiere utilizar o qué le resulta mejor.

Sin embargo, si me preguntan mi opinión, creo que podría estar más en contra que a favor, al menos en la etapa que estoy viviendo con mi hijo aún pequeño. No niego que él ve televisión, pero son momentos puntuales dentro de nuestra rutina diaria que me permiten por ejemplo, ducharme por las mañanas sin que todo se transforme en un desastre. Además controlo el contenido de lo que está mirando, ya que debe ser algo asociado a su edad que, a mi criterio y según lo que yo quiero enseñarle, no me parezca inadecuado ¡No olvidemos que los niños, por muy pequeños que sean, imitan todo!

Permitirle ver televisión en algunos momentos o haber recurrido desesperadamente a videos de Youtube cuando era aún más pequeño, para lograr que comiera algo de su comida, no me convierte ni en una súper heroína, pero tampoco en una mala madre. Solo son vivencias de acuerdo a la realidad en que vivimos actualmente.

Lo cierto es que hay muchísimos estudios relacionados al tema, apuntando gran parte de ellos a lo negativo de la exposición de nuestros hijos a las pantallas. Por ejemplo, la Academia Americana de Pediatría (AAP) es rotunda al señalar que se debe evitar por completo a exposición de los menores de dos años a cualquier tipo de pantalla (televisores, tablets, celulares, etc.) y que, a partir de esa edad, se pueden utilizar de forma aislada y controlada. Y es que los estudios científicos señalan que el exceso de exposición a las pantallas se asocia a una amplia variedad de efectos negativos tales como incremento en la violencia y conductas agresivas; problemas de imagen corporal y de autoconcepto; obesidad o problemas nutricionales; retrasos en su desarrollo cognitivo tales como el lenguaje, trastornos del sueño, problemas de concentración y/o rendimiento académico, además de problemas de adicción.

Ahora bien, el uso de estas tecnologías, considerando un tiempo de exposición prudente y contenido adecuado, disminuye los efectos negativos, aunque no existe evidencia científica que estos medios utilizados como forma de aprendizaje ofrezcan ventajas significativas en comparación al uso de métodos tradicionales. Y concuerdo con ello, no creo que un niño aprenda más o mejor de una pantalla que desde la interacción con otras personas, animales u objetos reales. Mirar, tocar, sentir, oler. Imaginar. Para mí, no hay comparación.

Insisto, no veo lo negativo de recurrir a la tecnología de forma cuidadosa y controlada. Más que mal, tampoco podemos pedirle a nuestros niños que vivan en el pasado, si finalmente la realizad es que estamos llenos de pantallas tecnológicas. Solo debemos educarnos al respecto, para luego educarlos a ellos. Pero la tarea es aún más difícil dado que nosotros mismos debemos limitar el uso de estos dispositivos frente a nuestros hijos, no solo a modo de ejemplo, sino que esa misma reducción en la cantidad y calidad de interacción entre ambas partes, seguro tendrá consecuencias en su desarrollo.

Como usted no me pidió mi opinión, puede tomar su propia decisión, tomar o dejar las recomendaciones de expertos, leer o no los estudios científicos. En definitiva, vivir de acuerdo a su realidad. Y como yo no le pedí la suya, mi hijo no tendrá un tablet o smartphone propio, sino que podrá utilizar el mio cuando yo decida que es un momento apropiado. En tanto, la televisión será como hasta ahora, con horarios y contenidos controlados. Seguiré intentando otras opciones de diversión y, cuando me vea sobrepasada y quiera un minuto de tranquilidad, usaré (no abusaré) de las pantallas, buscando alternativas que nos permitan disfrutar juntos y sean una oportunidad de aprendizaje para mi hijo. Y un descanso para esta mamá.

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