Mitos sobre la alimentación de la madre durante la lactancia

Por Sole Hott @solehott | Miércoles, 9 de Agosto de 2017
Mitos sobre la alimentación de la madre durante la lactancia

Que "esto" hace mal, que "esto otro" lo hincha, que "eso" le va a provocar intolerancia, que le hace mal a la guagua, que no va a dormir bien, etc. Cuando se trata de "dar papa" y la alimentación que debe seguir la madre, todos opinan incluso quienes no saben.

Pero mucho de lo que leemos puede no tener certeza alguna, y otras, pueden generan una gran diferencia tanto en el bienestar y salud de la madre como en la del recién nacido.

Recientemente se celebró la Semana Mundial de la Lactancia Materna y bajo ese contexto un experto de la Universidad del Pacífico, la docente de la carrera de Nutrición y Dietética, Stefanie Chalmers, nos ayuda a resolver algunos mitos y verdades sobre la alimentación ideal de la madre durante los primeros 6 meses de vida, es decir, mientras que amamanta a su hijo.

La alimentación y nutrición de la madre durante esta etapa es muy importante y clave para el desarrollo de los niños. "Durante esta etapa las necesidades de la mayoría de los micronutrientes (vitaminas y minerales) aumentan respecto de los de una mujer que no está amamantando e, incluso, respecto de una mujer embarazada, por lo que es fundamental un suministro adicional de alimentos ricos en minerales y vitaminas", explica Stefanie Chalmers.

Derribemos algunos mitos

La malta con huevo aumenta el volumen de leche: La malta original no tiene alcohol y aporta vitamina B, lo que sumado al aporte nutritivo del huevo es un importante promotor de leche nutritiva y abundante. Así también, el consumo de cerveza sin alcohol puede tener un impacto positivo en la calidad de la leche, ya que sería capaz de aumentar la capacidad antioxidante de la misma, sin ofrecer elementos tóxicos como las bebidas alcohólicas. Recordar que ambas se elaboran a base de cebada, por lo que las madres celiacas no deben consumirla.

Cuando la madre consume alimentos flatulentos, le traspasa los gases al lactante: No es así, ya que los gases que pueden producirse en el aparato digestivo de la madre no se incluyen en la leche y, por tanto, no llegan al aparato digestivo del lactante.

El sabor de los alimentos afecta el sabor de la leche: Parte de los compuestos químicos que dan sabor a los alimentos pueden llegar a formar parte de la leche materna. Sin embargo, el impacto sobre su sabor es sutil y no influye en la ingesta del lactante.

La madre que se mantiene con sobrepeso tiene mejor leche y de mejor calidad: Es un mito. La calidad de la leche no mejora con un exceso de peso. Al contrario, podría verse afectada en caso que la madre mantenga un depósito a base de ácidos grasos de mala calidad, usualmente vinculado al consumo de grasas de origen animal.

Hacer dieta para bajar de peso durante la lactancia perjudica la producción de leche: Realizar un régimen hipocalórico durante la lactancia podría llegar ser perjudicial y afectar la producción de leche materna. La misma producción de leche genera un aumento en el gasto energético y, con esto, la utilización de los depósitos de tejido adiposo acumulados durante el embarazo.

La mujer que amamanta debe consumir una mayor cantidad de agua: Es efectivo. La ingesta hídrica de un adulto usualmente se satisface con la ingesta de 8 a 10 vasos de agua al día. Sin embargo, la producción de leche requiere de una ingesta más abundante, por lo que a la recomendación habitual se deben adicionar 800 cc al día en períodos de lactancia materna exclusiva, y 600 cc adicionales al día cuando el lactante inicia la alimentación complementaria.

Además, sobre los alimentos que debieran restringirse durante la lactancia, Chalmers señala que son aquellos que contengan estimulantes, como el café o las bebidas cola, el alcohol, los alimentos ricos en colorantes artificiales u otros productos químicos, así como también aquellos alimentos sospechosos de contaminación, ya sea con plaguicidas, metales pesados o exceso de antibióticos.

"La alimentación debe ser lo más natural posible y, dentro de lo que se pueda, se deben elegir vegetales de origen hidropónico o casero, pescados naturales por sobre los enlatados, evitar el consumo excesivo de carnes por los antibióticos, así como alimentos ricos en sodio y la sacarina. Tampoco ingerir alimentos crudos como mayonesa casera, ceviche y sashimi, evitar la ingesta de azúcares refinados y grasas poco saludables (golosinas y pastelería), y el chocolate", enumera.

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