Mauricio Pinilla rompe el silencio sobre sus años mas duros: “Estaba perdido, solo y con depresión”
Luego de su separación con Gissella Gallardo, Mauricio Pinilla vivió uno de los momentos más oscuros y complejos de su vida. El exfutbolista reconoció que cayó en una fuerte depresión que lo llevó a sufrir crisis de pánico, aislarse de su entorno, abusar del alcohol y, en sus palabras más crudas, incluso pensar en el suicidio.
En entrevista con Pamela Díaz para su programa "Sin Editar", Pinilla confesó sobre sus momentos más complejos. "Estuve con una depre supergrande. Estuve con crisis de pánico... me apretaba la cabeza, me preguntaban una huevada y no podía hablar", confesó.
Mauricio, quien se encuentra trabajando en el programa deportivo "ESPN FC" en ESPN, donde es comentarista junto a Francisco Sagredo, Mauricio Pinilla, Cristián Caamaño, José Luis Villanueva y Sebastián Esnaola. Durante ese tiempo para él, llegar al canal de televisión se volvió una tortura. "Me mojaban las manos, se me aceleraba el corazón... no podía expresarme", detalló sobre los momentos más críticos.
La situación llegó a tal punto que Pinilla se encerró a vivir con su madre, quien en ese entonces luchaba contra un cáncer de laringe. "Me aislé, me encerré en la casa... me ponía a chupar solo en la casa", contó, revelando que la soledad fue su única compañía por meses. "Dormía tres horas diarias. Me empastillaba para dormir y ni eso funcionaba. Me despertaba y seguía con ojeras de mierda, haciendo la pega como podía".
El exdelantero confesó que su salud mental tocó fondo: "Sí, pensé en matarme. Pegarme un balazo y decir 'ya, toda la mierda, se acabó'. No quería sufrir más". Pero ese oscuro periodo marcó el inicio de su cambio. Gracias a un tratamiento para la depresión, crisis de ansiedad y pánico, y sobre todo al apoyo de sus hijos, Pinilla logró salir adelante. "Mis cabros chicos me ayudaron un montón. Se turnaban para acompañarme al canal. Cuando los veía tras las cámaras, me sentía seguro", reveló emocionado. Incluso compartió cómo su hija Matilda, quien había cambiado su apellido en redes y se distanció de él, hoy lo busca para abrazarlo y darle besos. "Era un papá como las huevas... pero cambié", reconoció.
A dos años de haber iniciado su recuperación, Pinilla se declara limpio, con una rutina estable, practicando deporte, trabajando nuevamente en televisión y, por sobre todo, en paz. "Hoy día me siento feliz. Me levanto a las 7, me acuesto a las 10. Me siento un huevón útil. Escucho a mis hijos, los acompaño, soy otro papá".
Sobre cómo logró salir adelante, Pinilla entrega un mensaje claro: "Se puede salir, se puede mejorar. Hay que hacer el tratamiento, seguir los consejos de los doctores y aferrarse a la familia. Cuesta, pero se puede".