Ser bueno, amable y generoso no solo es una forma de enfrentar la vida, sino que se relaciona con la inteligencia. Así lo dejó ver el estudio "Comparativo fMRI meta-análisis de decisiones altruistas y estratégicas para dar", publicado por el diario NeuroImage.
La investigación arrojó interesantes y sorpresivos datos que relacionan la actividad cerebral con el altruismo.
Si bien en esta época son pocas las personas que enfrentan la vida con generosidad pura, sin pensar en el beneficio personal detrás de una acción, son pocas, deben saber que su actitud puede ser una excelente inversión a nivel cognitivo.
Los investigadores determinaron a través de imágenes del cerebro que este reacciona distinto dependiendo del origen de una decisión.
Según el análisis, las personas verdaderamente altruistas estimulan zonas del cerebro que jamás podrán potenciar las que buscan el beneficio propio. Esto se puede traducir como que las decisiones genuinamente generosas pueden hacernos más inteligentes.
"Descubrimos que algunas regiones del cerebro eran más activas durante la actividad altruista, en comparación con la generosidad estratégica, por lo que parece que hay algo especial en las situaciones en las que nuestra única motivación para dar a los demás es sentirnos bien por ser amables", señaló el estudio.
En resumen, si eres amable con quienes te rodean, sin buscar nada a cambio, tienes la opción de ser más inteligente y también mucho más feliz.