La atrevida decisión de look de Kim Kardashian en la MET Gala 2022
No hay duda que Kim Kardashian siempre busca sorprender y también que siempre lo logra. La celebridad no defraudó a sus fans en la nueva edición de la MET Gala celebrada anoche en el Museo Metropolitano de Nueva York.
La influencer y empresaria escogió un vestido que dejó a todos asombrados, no sólo porque su vestido le quedó como guante y dejó ver su curvilinea silueta, sino porque se trató de un diseño icónico de la mismísima Marilyn Monroe.
Tal como lees. La empresaria consiguió que le prestaran el vestido que actualmente forma parte del museo Ripley Believe It Or Not. Pero no todo fue tan fácil. Para entender hay que hacer un poco de historia.
Poco antes del cumpleaños número 45 de John F. Kennedy en 1962, evento en el que Marilyn Monroe lució el vestido y cantó "Feliz cumpleaños" al presidente de Estados Unidos, la actriz pagó 1.440 dólares a Jean - Louis por un diseño que le quedara a la medida. En 1999, la pieza se vendió por un par de millones de dólares a Christie's. En 2016, este se vendió por 4.8 millones de dólares a Julien Auctios y posteriormente terminó en el museo Ripley Believe It Or Not. Hasta ahora se trata del vestido más caro vendido en una subasta.
Cuando Kim supo que la nueva edición de la MET Gala celebraría el Glamour de Estados Unidos no dudó en contactar al dueño del diseño. Comenzaron una conversación y este accedió a prestárselo.
La pieza guardada en una cámara oscura y sometida a un estricto control de temperatura de 68% y 45% de humedad viajó en avión hasta la casa de Kardashian. De ahí en adelante comenzó el desafío de la empresaria para entrar en este.
"Siempre pensé que tenía muchas curvas. Me imaginaba que podría ser más pequeña en algunos lugares donde ella era más grande y más grande en lugares donde era más pequeña. Así que cuando no me quedó bien quise llorar porque no se puede modificar en lo absoluto", señaló Kim a Vogue relatando que al principio no le quedó bien.
Había sólo dos opciones. Conseguir entrar en el vestido o ver otra opción de look para la gala.
"Era esto o nada", contó Kim sobre su decisión.
Para conseguir llevar el vestido Kardashian sse sometió a una estricta dieta y entrenamiento.
"Me ponía un traje de sauna dos veces al día, corría a gran velocidad, eliminé por completo el azúcar y los carbohidratos, y sólo comía las verduras y las proteínas más limpias", comentó.
Con 7 kilos menos, Kim consiguió que para la última prueba del vestido este le calzara como todo el mundo vio anoche en la alfombra roja. Sin embargo, el vestido original de Marilyn Monroe sólo fue utilizado para la red carpet. Tras subir las escaleras, la celebridad lo cambió por una réplica, de propiedad del mismo dueño.
"Soy muy respetuosa con el vestido y con lo que significa para la historia de Estados Unidos. Nunca querría sentarme en él, ni comer en él, ni correr el riesgo de que se dañe, y no llevaré el tipo de maquillaje corporal que suelo llevar", cerró Kim.